Siempre hay gente que necesita expresar su pensamiento de manera extensa y estructurada, ya sea porque tiene algo que explicar(se) o que contar; ya sea porque busca comunicar algo que recuerda, ha entendido, descubierto o imaginado. Exteriorizarlo y organizarlo requiere un esfuerzo psíquico y una inversión de tiempo considerables (no por nada abundan los testimonios de autoras y autores sobre las dificultades de la creación). Gracias a esta necesidad de compartir nuestras vivencias e ideas, la experiencia humana va quedando plasmada para las y los demás. La mejor forma que se ha encontrado para materializar esta irrefrenable actividad colectiva del pensamiento son los libros. Este número está dedicado al quehacer editorial, tanto en su vertiente histórica como técnica y presentamos un texto del galardonado editor Joaquín Diez-Canedo Flores.