Hablemos, bibliotecas

Una biblioteca es un mundo interminable. Un camino perpetuo por senderos que inevitablemente se bifurcan. Es el lugar del conocimiento y el placer; de la compañía y el asombro; de la bienandanza y las revelaciones insospechadas, precisas. Son las bibliotecas esos reductos últimos en los que la sabiduría es resguardada en sinnúmero de anaqueles, ahí donde nos sentimos, nos sentamos, vivos cuando la sublimidad del libro salvaje nos localiza y convulsiona. Es el azar predestinado el que hace arribar al descubrimiento de lo inefable, lo ignoto, lo inestimable. Son nuestras bibliotecas un universo de nombres, títulos ubicuos, que aspiran a ser leídos: una búsqueda fugitiva por mantener a flote los deseos ulteriores de la humanidad. Cruzamos el Rubicón para entrar en el laberinto, a paso lento pero seguro; para transitar por las arterias de la intuición y el regocijo. Para hacer del envión heurístico una forma de vida, un impulso irredento y cohabitar entre lomos robustos, briosas costuras y las palabras eternas. Hablemos, pues, bibliotecas.

Como nuestra Universidad es un territorio prefigurado por miles de bibliotecas, la edición de agosto de 2022 de Libros UNAM está dedicada a esos espacios de abrigo y memoria que nos recuerdan quiénes somos y en donde pueden expandirse las impostergables nociones del respeto a la vida y a la dignidad humana. Las bibliotecas y la lectura de sus inquilinos (todos los libros) hacen que las personas mantengan (recuperen) su humanidad para ser acuñadas como seres sociales que aspiren a vivir en armonía con su comunidad. Porque la presencia de las bibliotecas potencia la solidaridad ciudadana y su ruta cognitiva favorece el buen vivir en sociedad. Ésa es la ruta que recorre nuestro invitado, Pablo Mora, director de la Biblioteca Nacional de México –el mayor acervo de nuestro país a resguardo de la UNAM–, un trazo crítico que documenta a cabalidad el pasado de las bibliotecas, su presente y los retos inmediatos, sobre todo los de ese pandemonio incierto llamado era digital. Es esta reflexión la que permite considerar y discurrir en detalle el estadio de las bibliotecas públicas del país, las universitarias en particular, y pensarlas como una metáfora inagotable de ilusión y esperanza. Ahí está uno de los orígenes de la construcción de ciudadanía y la dignificación de los seres humanos. Porque en las bibliotecas continuamos la conversación.